Nosotros

                                                                      

Desde pequeño siempre he tenido una enorme afición por los pájaros y todo lo que les rodea, comenzando con mis experiencias con canarios, jilgueros, verderones, etc.... Aún recuerdo los momentos que pasaba junto a mi padre ayudándole y observándole en la cría de canarios y la emoción que sentía al ver a los pequeños en el nido. En aquellos años también tuvimos alguna ninfa y recuerdo una cotorra Nandayus con sus correspondientes gritos, pero que me resultaba simpática y divertida y también los típicos periquitos de difernetes colores.

 

                       

            

       

Han ido transcurriendo los años y en mi vida siempre he estado acompañado de diferentes especies de aves y en los últimos años me he ido aficionando a las Psitácidas, ya que me ha ido seduciendo cada vez más su carácter e inteligencia.

             

La idea de criar papilleros surgió cuando criamos nuestra primera ninfa a mano.

 La adquirimos con poco más de 20 días. Le dábamos sus tomas de papilla admirados por la facilidad con la que ella nos aceptaba como padres adoptivos.

 Cada vez que tenía hambre nos exigía con sus grititos que le llenáramos el buche, y luego, ya satisfecha, se dormía placidamente en nuestra mano.

                  Veíamos día a día como iba creciendo, cambiando los cañones por plumitas, reconociendo nuestra voz de inmediato, picoteando sus primeras semillas, intentando sus primeros vuelos y, sobre todo, buscando nuestro contacto siempre!!!. Como no, nos enamoramos de esta especie.

Después pensamos en buscarle un compañero, y repetimos el proceso de cria a mano con el que luego sería su pareja.

La verdad es que disfrutamos mucho de todo el proceso, y, sobre todo, de tener como mascotas a unos animalitos tan cariñosos, dulces, simpáticos y nobles.       

                                                                                           

Así empezó nuestro proyecto de tener varias parejas que convivieran con nosotros, y que tuvieran pollitos a los que pudiéramos criar.

                                     

 

Después conocimos una especie de pequeños loros que nos maravilló: las Pyrrhuras Molinae. Nos enamoramos inmediatamente de su carácter tan especial. También llegaron con el tiempo a nuestro aviario los Pionus, unos loros nobles y mansos como pocos. Luego los Yacos, tan parlanchines y divertidos, las Aratingas, los Amazonas, ... En  resumen, una vez entramos  en el mundo de las Psitácidas, quedamos tan maravillados que  se convirtió en una auténtica pasión, pasión que a día de hoy sigue llenando nuestras vidas.

                   Nosotros, como criadores, consideramos que es muy importante tener pocos ejemplares si queremos hacer las cosas bien. Es por ello que tenemos un número limitado de parejas reproductoras, sólo las que podemos atender perfectamente bien , para que así , en la época de cría,  podamos  ofrecerle e a cada polluelo todo el tiempo que necesita 

 

El proceso de cria a mano lleva su tiempo. No consiste sólo en dar la papilla al pollito unas determinadas veces al día y volver a dejarlo en su box inmediatamente, ni en abreviar las tomas dándoles el alimento con sonda

El criar a mano es dedicarle tiempo, dándole de comer tranquilamente con jeringuilla  para que pueda notar la textura de la papilla, acariciarlo, hablarle suavemente para que se acostumbre a nuestra voz, incitarle a comer por si solo cuando llega el momento de destetarlo, iniciarlo en sus primeros vuelos, enseñarle a posarse en nuestro hombro, etc. Por eso, cuando entregamos un papillero destetado, estamos ofreciendo una mascota mansa y sociable que hará las delicias de su futuro  dueño.

                                                                                  

                                        Para nosotros es una afición que nos llena por completo. El tener el privilegio de estar rodeados de estos seres tan increíbles nos aporta una felicidad que solo entenderá el que sea un auténtico amante de los animales.                                                                                                                                                                                                                                         

 

El tiempo que les dedicamos  a nuestros animales son las mejores horas del día. Además de nuestras psitácidas, tenemos también 4 perros a los que adoramos, y a los que hemos acostumbrado a convivir  perfectamente con el resto de los plumíferos habitantes de la casa.  Los hemos habituado desde un principio a compartir espacio y respetar a sus pequeños amigos. Es importante que se conozcan y se respeten, puesto que es la única forma de evitar futuros problemas o accidentes. Realmente no es difícil : los animales nos dan muchas veces auténticas  lecciones de convivencia, os lo puedo asegurar. 

                                                           

              

                                       

                                                                  

 

 Tenemos la gran suerte de compartir el amor por los animales por igual tanto mi marido como yo, y eso hace que tengamos una ilusión en común que nos aporta una gran felicidad a ambos